Cuando se recibe una palabra de Dios es natural querer verla cumplida cuanto antes. Si hay algo verdaderamente difícil para los seres humanos es: aprender a esperar.
La impaciencia por ver las cosas que se nos han hablado cumplidas, puede llevarnos a cometer errores que luego repercutirán en todas las demás cosas. Dios tiene el tiempo perfecto para cada evento en nuestras vidas.
Ese es quizá, el mas grande desafío para nosotros al convivir con El Eterno. Nuestra perspectiva humana nos hace pensar que el tiempo se agota, pero Dios no tiene ese problema. Cuando por alguna razón perdemos un vuelo, sufrimos un retraso en algún plan o somos inexplicablemente obstruidos en algún plan lo primero que pensamos es: “esta es obra de satanás” “que el Señor lo reprenda”.
Pero tenemos que aprender a discernir los eventos y los ambientes. Dios esta con nosotros y lo que Él dijo se va a cumplir.
Una iglesia gobernada por El Señor esta destinada a recibir cada promesa en su tiempo.
Tiene la garantía mas confiable en el universo: la Palabra de Dios. Cuando se ha recibido una palabra de Dios, se tiene todo lo que se necesita para verla cumplida. Es asunto de permanecer pacientes y expectantes a lo que Dios hará.