Saber Esperar

Cuando se recibe una palabra de Dios es natural querer verla cumplida cuanto antes. Si hay algo verdaderamente difícil para los seres humanos es: aprender a esperar.

La impaciencia por ver las cosas que se nos han hablado cumplidas, puede llevarnos a cometer errores que luego repercutirán en todas las demás cosas. Dios tiene el tiempo perfecto para cada evento en nuestras vidas. 

Ese es quizá, el mas grande desafío para nosotros al convivir con El Eterno. Nuestra perspectiva humana nos hace pensar que el tiempo se agota, pero Dios no tiene ese problema. Cuando por alguna razón perdemos un vuelo, sufrimos un retraso en algún plan o somos inexplicablemente obstruidos en algún plan lo primero que pensamos es: “esta es obra de satanás” “que el Señor lo reprenda”. 

Pero tenemos que aprender a discernir los eventos y los ambientes. Dios esta con nosotros y lo que Él dijo se va a cumplir.
Una iglesia gobernada por El Señor esta destinada a recibir cada promesa en su tiempo. 

Tiene la garantía mas confiable en el universo: la Palabra de Dios. Cuando se ha recibido una palabra de Dios, se tiene todo lo que se necesita para verla cumplida. Es asunto de permanecer pacientes y expectantes a lo que Dios hará.

El Secreto De Dar

El Secreto De Dar 

El apóstol Pablo escribió por inspiración: "Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre"(2 Cor. 9:7). 

¿Que significa ser un "dador alegre"? 

La palabra Griega para "alegre" es ἱλαρός (hilaros), de la cual proviene la palabra alegre en Español. Pero Pablo no habla de dar en exceso, hasta causar risa bulliciosa. Más bien, dice que uno debe dar solo si lo puede hacer con alegría, con una sonrisa en su rostro. 

Un dador alegre primero da con el corazón. Su dádiva es el resultado de un profundo sentimiento de alegría y satisfacción. El dador alegre propone en su corazón alegrar a alguien más. 

El dador alegre jamás dará algo para luego sentirse entristecido de haberlo dado. Un regalo digno es el que deja en disposición alegre, tanto al quien lo dio, como al que lo recibe. 

Un dador alegre no da obligado por la necesidad. Siempre habrá una necesidad para cubrir, pero el dador alegre no está motivado por la carencia o la necesidad. Su único deseo es compartir con alegre corazón, de lo que Dios le ha entregado en sus manos con alguien a quien en verdad ama. 

El dador alegre no es de los que espera ver si alguna necesidad falta por ser cubierta para entonces proceder a "completar" con algún aporte. 

Por esa razón es que "dar" es una habilidad de reyes. Solo los reyes pueden dar. El esclavo, nada posee. 

Felices Celebraciones! 
Pr Jeffrey Toro

La Indiferencia

La Indiferencia


Malaquías 1:13 Habéis además dicho: ¡Oh, qué fastidio es esto! y me despreciáis, dice Jehová de los ejércitos; y trajisteis lo hurtado, o cojo, o enfermo, y presentasteis ofrenda. ¿Aceptaré yo eso de vuestra mano? dice Jehová.

La indiferencia se trata de una postura o actitud del ser humano hacia una persona o algún asunto determinado. Esta actitud puede resultar positiva, cuando por ejemplo se es indiferente frente a necedades que no tienen importancia. En ese caso, la indiferencia actúa como una herramienta que nos permite seguir adelante sin ser afectados por cualquier cosa que nos ataque.

Pero hay un tipo de indiferencia que degrada y destruye al ser humano. Ser indiferente frente al sufrimiento humano, nos convierte en cómplices silenciosos de lo malo. Ser indiferentes delante de aquel que nos muestra afecto, cariño o simpatía, nos coloca en una posición de ingratitud y falta de correspondencia. 

Sin embargo, hay una forma de indiferencia que es por demás, la muestra del grado más acto de soberbia y orgullo que nos degrada como personas. Una forma de indiferencia peligrosa, que solo traerá consecuencias muy tristes sobre nosotros: la indiferencia hacia Dios.

Esta actitud es desde todo punto de vista, irracional en cualquier ser humano. Pero lo mas grave es que hay personas que fueron rescatadas por la gracia y el favor de Dios, que degustaron el bien y la misericordia del Todopoderoso y que por alguna circunstancia, cerraron luego su corazón y su mano hacia quien solo procura el bien para ellos.

El profeta Malaquías transmite una palabras muy dramáticas al pueblo que se hizo indiferente: 

Malaquías 1:13 Habéis además dicho: ¡Oh, qué fastidio es esto! y me despreciáis, dice Jehová de los ejércitos…

Esto es algo insólito!  ¿Qué es lo que había sucedido en el corazón de la gente?

La respuestas es: habían sido invadidos por LA INDIFERENCIA.

Jesús advierte de las consecuencias de ser indiferentes al llamado de Dios y el Reino en nuestras vidas. Vemos una parábola que describe la actitud de algunos.

Parábola de la gran cena

Lucas 14:15 Oyendo esto uno de los que estaban sentados con él a la mesa, le dijo: Bienaventurado el que coma pan en el reino de Dios. 16 Entonces Jesús le dijo: Un hombre hizo una gran cena, y convidó a muchos. 17 Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los convidados: Venid, que ya todo está preparado. 18 Y todos a una comenzaron a excusarse. El primero dijo: He comprado una hacienda, y necesito ir a verla; te ruego que me excuses. 19 Otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos; te ruego que me excuses. 20 Y otro dijo: Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir. 

Lo primero que vemos es que alguien que estaba a la mesa con Jesús expresó: “Bienaventurado el que coma el pan en el reino de Dios”.

Esa persona estaba disfrutando el estar sentado en la mesa con El Señor. ¿Qué puede ser más placentero para el alma humana, que estar sentado con el autor de la vida? 
Jesús en respuesta a esta expresión de placer respondió con una parábola.

Se trataba de un hombre que hizo una gran fiesta. La invitación era para muchos. Nosotros somos invitados a la fiesta del Señor, somos el objeto de su atención y cuidados. El reino es esa fiesta grande donde esta servida la abundancia delante de nuestra vista. Que privilegio haber sido invitados. Sin embargo, cuando llego el momento de comenzar a servir, el dueño de la fiesta envío a su siervo a anunciar que era la hora de venir, porque ya todo estaba servido. 

Jesús como siervo obediente del Padre, vino a este mundo para decirnos: vengan amados de mi Padre! ya todo esta servido.. 

En la parábola se nos cuenta como uno a uno fue presentando excusas para no asistir. Probablemente estaban conformes con haber sido tomados en cuenta y haber recibido la invitación. Pero al igual que en nuestros tiempos, no hay forma de justificar tal desaire. Cuando el ambiente de una fiesta no es de tu agrado, sencillamente te excusas y no asistes. Mucha gente esta acostumbrada a hacer esto. Como seres humanos somos complejos y contradictorios.

Si te invitan, no vas porque no tienes tiempo, o porque no es el tipo de reunión que te gusta.
Si no te invitan, entonces sientes que fuiste ignorado y despreciado.
Lo normal parece ser: que te inviten pero al final, eres tú y solo tú quien decidirá asistir o no!

Lo triste es que queremos hacer lo mismo con Dios. Qué triste actitud y qué lamentable estado espiritual de aquel que ignora el llamado de Su Señor!

La consecuencia de tal desaire fue muy dolorosa. 

Lucas 14: 21 Vuelto el siervo, hizo saber estas cosas a su señor. Entonces enojado el padre de familia, dijo a su siervo: Vé pronto por las plazas y las calles de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos. 22 Y dijo el siervo:Señor, se ha hecho como mandaste, y aún hay lugar. 23 Dijo el señor al siervo: Vé por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa. 24 Porque os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron convidados, gustará mi cena

El Siervo regresó a su señor. La actitud de aquellos invitados hizo enojar mucho al padre de la familia. Había sido suficiente el rechazo y el desprecio. 

El siervo fue enviado a todas partes: las plazas, y las calles de la ciudad fueron visitadas para extender la invitación a gente que estaba desechada. Los pobres, los impedidos, los que no andaban bien y los que no tenían revelación del reino. 

Pero hubo mas espacio y aún hoy en día hay lugar para mucha más gente. Dios llenará su casa con gente que está a la espera sin saberlo en caminos que no parecen ser los correctos, en las fronteras de lo inaceptable, todo porque hubo gente que no valoro la preciosa oportunidad de estar a la mesa para comer el verdadero pan que descendió del cielo. 

Si por alguna razón la indiferencia ha tocado tu vida. Es tiempo de regresar, es tiempo de volver al primer amor. Regresa! No desprecies la oportunidad que Dios te da. 

No seas como el pueblo del que habla el profeta Malaquías. Un pueblo que se acostumbro a darle a Dios un servicio enfermo, mezquino e inaceptable. ¿Por qué piensas que Él recibirá de ti, lo que tu mismo consideras un fastidio? No te olvides que Dios es el dueño de todo lo que tienes en esta vida. Tu casa, tus bienes, tus hijos, tus amigos, tu empresa, tu estatus. Todo es por gracia, todo le pertenece a Dios. Solamente eres un beneficiario de su amor y fidelidad. 

No seas indiferente con aquel que lo ha dado todo por ti. Con el que te ha dado todo y bien mucho mas que darte.