Vision Espiritu y Vida




Ezequiel 37: 1 La mano de Jehová vino sobre mí, y me llevó en el Espíritu de Jehová, y me puso en medio de un valle que estaba lleno de huesos.

La “mano” de Jehová
• Representa la presencia, la unción de Dios, mientras que
• El valle lleno de “huesos” la época de la crisis, de la necesidad.
• Cuando la unción de Dios viene sobre mí, no es para llevarme a lugares tranquilos y bonitos, sino para introducirme en intrincados laberintos de crisis y necesidad. Porque allí es donde habrá de producirse VIDA, que es la esencia del evangelio.

2 Y me hizo pasar cerca de ellos por todo en derredor, y he aquí que eran muchísimos sobre la faz del campo, y por cierto secos en gran manera.

• No podemos de ninguna manera, quedarnos con las apariencias, con lo que vemos con nuestros ojos naturales. Muy por el contrario, en cada cosa, deberemos buscar qué es lo que, exactamente, tiene Dios para nosotros.

3 Y me dijo: Hijo de Hombre, ¿Vivirán esos huesos? Y dije: Señor Jehová, tú lo sabes.

• Cuando Dios hace una pregunta, no está buscando información. El lo sabe todo. Lo que está haciendo, es tomarme examen.
• Cuidado con lo que vamos a responder. No podemos darle a Dios cualquier respuesta como para cumplir.

4 me dijo entonces: profetiza sobre esos huesos, y diles: huesos secos, oíd palabra de Jehová.

• No importa el estado en que se encuentren aquellos que le rodean a usted. Aunque reine la muerte, se escuchará su voz y, por consecuencia, la voz de Dios por medio suyo.
• No decide usted cuando y a quien, simplemente obedece lo que Dios decide. Eso es ministerio.

5 Así ha dicho Jehová el Señor a estos huesos: he aquí, yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis.

• Esto no es por arte de magia, no es instantaneo ni automatico.
• Dice que tiene que hacer entrar el espíritu para que vivan.
• Esto significa que, donde hay espíritu, sí hay vida.

6 Y pondré tendones sobre vosotros, y haré subir sobre vosotros carne, y os cubriré de piel, y pondré en vosotros espíritu, y viviréis; y sabréis que yo soy Jehová.

• Ademas de delinearle a usted en lo natural y darle fisonomía estética a esos huesos la palabra profetica dara vida y nos muestra que donde hay espíritu y hay vida, por lógica consecuencia, hay conocimiento de Dios.

7 Profeticé, pues, como me fue mandado; y hubo un ruido mientras yo profetizaba, y he aquí un temblor, y los huesos se juntaron cada hueso con su hueso.

Nunca trate de “NATURALIZAR” A DIOS a la mentalidad humana.
• Dios es sobrenatural y lo que para nosotros es impactante por lo sobrenatural, para Él es lo más natural.
• El principio aquí, es básico en torno a esto: cuando nosotros declaramos la palabra con fe y con autoridad, Él se mueve.
• Y cuando Él se mueve, no hay hombre que pueda predecir qué es lo que hará, y mucho menos, cómo lo hará.

8 Y miré, y he aquí tendones sobre ellos, y la carne subió, y la piel cubrió por encima de ellos; pero no había en ellos espíritu. 9 Y me dijo: profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu: así ha dicho Jehová el Señor: espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos, y vivirán.

• Hasta que no esté completa la obra, no podemos detenernos. Tenemos que aguardar nuevas órdenes de Dios.

10 Y profeticé como me había mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies; un ejército grande en extremo.

• Dios quiere hacer de nosotros, gente guerrera.
• Dios es Espíritu, por lo tanto estoy hablando de guerra en ese ámbito; de guerra en el mundo del espíritu, no la humana.
• Dios siempre tiene estrategias de cómo pelear, de cómo ganar la batalla, de cómo conquistar nuestro terreno.
• Dios siempre le habla a gente que desea pelear, que desea ir al frente de batalla y tomar lo que les pertenece. Dios es un Dios guerrero. De tal manera que se hace llamar: “Jehová de los ejércitos”, o “Varón de guerra”.

La única manera de poder conquistar nuestro territorio.
Pelea la buena BATALLA

• “Dios es amor”, “Dios trae paz”. Pero Dios dice: también quiero formar un pueblo guerrero, que vaya al frente de batalla. Porque ya te he dicho que no es tu fuerza ni es tu espada, sino mi Espíritu guerrero el que estará en ti para que ganes la batalla. Por tanto anímate, ponte mi armadura y marcha al frente, que yo pelearé por ti.

Dios dice:
• Mañana yo pelearé por ti, pero tú vas a ir al frente en mi nombre.
Yo te daré la fuerza, te diré cómo pelear y hasta cómo ganar, pero al frente, en mi nombre, tienes que tomar tú la decisión de ir. Tú tienes que ir a poner la cara.
• Aquí, sentado, y aguardando que yo lo haga todo, ni sueñes que vas a conseguir algo. Yo moro en ti y, si tú no vas, yo no puedo ir. Dios es hasta excéntrico para la guerra. A veces se le antoja que cantando usted va a ganar una batalla y, ¡Oh sorpresa! Cantando la gana.

• Saúl y de los soldados estaban armados hasta los dientes, pero nadie se atrevía a ir al frente de batalla. Y un DAVID que no tenía armas y simplemente tenía una honda, dijo: Yo voy; porque algo sé en mi espíritu: que Dios me usará.

Hay una gran diferencia entre la realidad y la verdad.
La realidad no siempre es la verdad.

• Que está usted enfermo, es su realidad, pero la verdad dice que por la llaga de Jesús ha sido usted sanado y punto, a otra cosa. Esa es la verdad.
• Que usted esté desempleado, que ande sin dinero y que lo poco que tiene no le alcance ni para comer, es su realidad, pero la verdad dice que Jehová es su pastor y que NADA le faltará; y que Él suplirá todas las cosas conforme a su riqueza en gloria.

Así que es hora que usted vaya pensando si se queda en la realidad o se planta en la verdad.

La realidad, siempre es cambiante.
• Hoy usted va a tener una realidad y mañana, seguramente, usted va a tener otra.
• Pero la verdad permanece para siempre. Y si usted la conoce, se hace libre.
• Es el CONOCIMIENTO de esa verdad lo que consigue esa libertad. Porque sin conocimiento, podríamos andar años girando en derredor de esa verdad y no llegar a tocarla nunca. Y de ese modo jamás llegaríamos a ser libres.

¿Porque qué, muchas veces, no manifestamos lo que Dios quiere hacer?
• Porque vivimos a expensas de nosotros mismos. Vivimos, muchas veces, intentándolo nosotros. No tenemos expectativas de que la mano de Dios se manifieste en nuestra vida.
• No podemos aguantar toda la vida en un valle de huesos secos. No podemos andar todo el tiempo dando vueltas alrededor de una osamenta.

Tenemos que manifestar lo que Dios tiene para nosotros.
• Son hermosas las visiones, son excelentes las palabras proféticas, son bonitos los mensajes declarados a través del púlpito y hombres ungidos, pero mejor es que usted pueda experimentar lo que se le profetizó, lo que se habla en el púlpito y lo que usted haya visto en las visiones.
• Pablo dijo: Yo he venido a ustedes, los corintios, con debilidad y temblor, pero con la mano de Dios sobre mí. Porque no quise saber nada entre vosotros de palabras persuasivas de humana sabiduría.
• No me importa enredarlos en un montón de teorías, filosofías, teologías sobre lo que Dios hizo o lo que Dios puede hacer. Vine con demostraciones de espíritu y poder, así fue que pude hacer que ustedes pongan la fe en Dios y no en tonterías, estupideces y palabrerías. Porque a las palabras se las lleva el viento, pero las demostraciones de poder quedan metidas en los huesos de la gente. Es hora de buscar la mano de Dios.



Dios necesita un hombre que declare las palabras como El las pronuncia en el cielo.
El se agrada del hombre que declara las palabras que él dice a pesar de lo que ese hombre pueda estar viendo con sus ojos naturales.

¿Vivirán estos huesos?
• Si yo le contesto: ¡Qué van a vivir! ¡Si esto está requete-muerto! ¡Recontraseco! ¡Encima todo desparramado! ¡Una clavícula por aquí, algunas costillas por allá, una rodilla acá, un cráneo en otra parte! No… Esto no puede sobrevivir… ¡Son un montón de huesos secos! Comidos por los buitres y los gusanos; ¿Cómo va a vivir esto? Puedo haber visto resucitar muertos, lo creo; puedo haber oído y también creído testimonios sobre resurrecciones, pero estaba todo el cuerpo entero. Pero acá ni siquiera carne ha quedado. Ahí es donde él me dice: “Bueno… entonces vuélvete a casa… otro día será…”

La respuesta de Ezequiel
“Y… están secos en gran manera…” ¡Ah, no sé, tú lo sabes!
• Y él dice: tú lo sabes. Porque yo sé que sabes algo que yo todavía no puedo ver con mis ojos naturales. Yo sé que tú sabes algo que nadie me lo ha informado.
• Yo sé que tú sabes algo diferente a lo que yo siento. Porque yo siento que están secos y los veo secos, en gran manera.
• Veo que todas las puertas están cerradas.
• Veo que mi ministerio está frenado.
• Estoy viendo que no hay salida; he orado, he ayunado, he buscado, he intentado todas las posibilidades, pero…

¿Qué es lo que sabes tú, oh Dios, acerca de mi situación?
• ¡Eso es lo que cuenta! Porque el hombre no vive por lo que tiene, vive por lo que sabe y recibe de parte de Dios.

Entonces, cuando el profeta dio lugar, Dios le dijo: Profetiza.
• Es una locura lo que le estoy diciendo, pero profetiza. Diles a estos huesos que vivirán, que traeré sobre ellos tendones, y pondré carne, y haré subir piel y traeré espíritu y vivirán.

No me preguntes como. Diles que vivirán. Profetiza; sé un profeta de Dios.
• Porque de la única manera que usted puede obtener buenos resultados, es que hable lo que Dios dice. Si usted no habla lo que Él dice, usted no va a tener resultado alguno.
• Porque la Biblia dice que El que ama la lengua come de los frutos de lo que habla. Entonces, usted será siempre el producto de lo que está hablando. Mañana será lo que hoy habló, mañana recogerá los frutos que hoy ha sembrado. ¡Hable! ¡Tiene que declarar la palabra! ¡Suéltela de una buena vez que no va a regresar vacía!


Si Dios dice que usted va a hacer milagros, usted comience a hablar como un hombre que hace milagros.

• Siempre habrá alguien que se ría y se burle. Ellos se rieron cuando vieron a unos pobrecitos dando vueltas como monigotes alrededor de un muro.

Hasta a Jesús colgado en la cruz se le rieron y se le burlaron.
• Quizás de allí provenga aquello de “quien ríe último, ríe mejor”. Aunque cueste, hable la Palabra. Haga el ridículo ante la sociedad “culta” si es necesario. Que se rían, que se burlen. Dios siempre tiene la última palabra.

Como hijos de hombre, somos limitados, como hijos de Dios, somos ilimitados.
• Dios le habla a Ezequiel y le dice: Hijo de hombre, sé que estás limitado. Pero no te olvides que eres mi hijo.
• Como hijo de hombre, usted es limitado, pero como hijo de Dios, es ilimitado.

Por eso – dice Dios – si hablas como hombre, tendrás mucho que perder, pero si hablas como mi hijo, tendrás mucho por ganar, mucho por transformar y muchas cosas buenas por contar.

Profetice.
• Hable con autoridad delante de sus circunstancias.

Sea profeta de su propia vida.
• Márquese un destino y hable por él. Usted es lo que es, háblelo, porque nadie lo va a hablar por usted. Nadie se lo traerá a sus manos y le dirá: ¡Ey! ¡Ven, que este es tu ministerio! Evangelista. Ahora lo pongo en ti y llévatelo. No funcionan así estas cosas. Si usted no lo hace, nadie lo hará por usted. Hable lo que Dios dice que tiene que hablar.

• Dios le dijo a Ezequiel: Dile a estos huesos: así ha dicho Jehová, habla en mi nombre. Diles que yo digo lo que digo. Si no les hablas lo que yo digo, nada sucederá. Y él comenzó a hablar; así ha dicho Jehová: ¡Huesos! ¡Ustedes vivirán! ¡Ahora sube sobre ustedes piel, tendones y carne, y Espíritu viene!